Vaya... sé que he estado un poco perdida últimamente, pero ya he vuelto para contar cómo va mi aprendizaje para llegar a ser una buena maestra.
Ya hemos terminado de exponer nuestra área de conocimiento. Ha terminado la experiencia de "el banco común de conocimiento". ¿Cómo? ¿Que qué he aprendido? Pues ahí va mi reflexión sobre esta gran experiencia:
"Todos podemos ser maestros, podemos enseñar lo que sabemos. Estas semanas de maestros por un día, de banco común de conocimientos hemos adquirido numerosos conocimientos sobre cómo debemos actuar durante una clase.
Debemos sentirnos confiados, seguros, conocemos bien nuestra área de conocimientos y no tenemos por qué tener miedos.
No se trataba sólo de enseñar, sino saber cuáles serán los objetivos que queremos que consigan los alumnos y evaluarlo, y todo ello sólo se consigue siguiendo unos contenidos adecuados a cada tipo de tema.
Los objetivos y la evaluación son dos partes de la secuencia didáctica que deben ser conocidos por el alumnado. Saber qué van a aprender y cómo vamos a comprobar que lo saben es importante para que se sientan motivados y con ganas de aprender y participar.
Podíamos utilizar vídeo, power point, papel, enseñanza directa, aprendizaje colaborativo, aprendizaje por experiencias… Hubo de todo. A mi parecer la mejor forma de plantear una clase siempre será a través de grupo cooperativo, por eso mi secuencia de un masaje relajante nos pusimos por parejas. ¡Qué mejor forma de aprender a dar un masaje que haciéndoselo a nuestro compañero!
Durante las clases hay que intentar mantener la atención de todos ellos, el nivel de atención va disminuyendo a lo largo de la secuencia, por eso es necesario tener técnicas que nos ayuden a mantener la curiosidad. Con videos, por ejemplo, era necesario que durante el mismo le mandásemos algún tipo de tarea: señalar los ingredientes que salen en el video, tomar notas acerca de los pasos para realizar una tarta, o apuntar el dialogo que mantiene Romeo y Julieta… ¡Y también para después! Que ellos sean conscientes de que después vamos a hablar sobre el video, que vamos a discutir sobre qué ha aparecido.
Otro aspecto importante para mantener la atención es que ninguno de los alumnos se pierda, no entienda lo que se le está enseñando, o incluso no participe en clase. Por ejemplo, si estamos aprendiendo diferentes pasos de salsa, está bastante bien que la profesora ayude a un alumno que no lo entiende situándolo a su lado, o poniéndolo junto a un compañero para que se lo enseñe. Si no participa, lo importante no es obligarle a ello, sino saber por qué: quizá se haya perdido, se sienta intimidado… y esa es otra tarea del profesor: hacer que sus alumnos se encuentren cómodos en el aula, que participen sin miedo a equivocarse porque ellos solo están para aprender.
Claro que, también puede que no participe por culpa del mismo profesor, que no le dé la oportunidad. Y esto hay que evitarlo. La tradicional enseñanza directa solo da la oportunidad a algunos alumnos: “¿alguien me dice la respuesta?” “¿algún voluntario?”. Y… ¿qué hacemos con el que nunca tiene la respuesta o no quiere salir de voluntario? Esto es problema del profesor y de ese tipo de enseñanza. Que todos participen es fundamental para alcanzar los objetivos.
La motivación es imprescindible para la participación y atención de los alumnos, y el profesor tiene un papel muy importante en ella. Se trata de elegir tareas que realmente intereses, que sean parte de su vida diaria, que les atraiga, que les vaya a servir a lo largo de su vida. Y, no solo elegirla, sino también hacerla interesante durante la secuencia, elegir las tareas más propicias para ello. Si la motivación del profesor es buena, también será buena la de los alumnos.
Otro aspecto muy importante a la hora de realizar nuestra secuencia didáctica es el tiempo. No podemos realizar una clase de 2 horas para solo 30 minutos, ni tampoco una clase de 10 minutos, para una de 30. Hay que saber qué es lo que realmente queremos enseñar, lo más importante, porque no se puede enseñar todo lo que desearíamos. Y también hay que saber que si o que nos gustaría enseñar se consigue en 5 minutos, lo importante es añadir más tareas y actividades para que ese conocimiento se quede bien arraigado en nuestra estructura cognitiva.
Hemos aprendido a hacer tartas, masajes, a bailar salsa, pero lo más importante no es eso, sino aprender a ser buenos maestros del siglo XXI. No se trata de ponernos delante de todos los niños, encima de una tarima, y lanzarles numerosos conocimientos de los que no se van a acordar. Se trata de que todos esos conocimientos puedan ponerlos en prácticas en situaciones de su vida, que sepan que lo que aprenden es necesario."
Aquí os dejo el vídeo sobre esta experiencia:
Solo espero que esta experiencia sea vivida por otros muchos futuros docentes. Una de las mejores formas de aprender es aprender haciendo.